domingo, 6 de enero de 2013

¡Año Nuevo Vida Nueva!


A cada año que empieza   tenemos la oportunidad de rever nuestras vidas, repasar nuestros objetivos, fijar nuevos retos… Esto es bueno, pero  ¿Qué te parece si utilizamos estos días de vacaciones para hacer un repaso en nuestros cajones, armarios, en las ropas y calzados que no usamos y que seguimos guardando…
 Ordenar nuestra casa puede ser una buena terapia  para nuestra vida porque  nuestra casa es un reflejo de nuestra vida. Hay estudios que muestran que una persona que mantiene una casa ordenada también ordena mejor sus emociones.
Muchas veces por temor a discusiones mantenemos temas cruciales para nuestras vidas aparcados y cuando eso pasa el   flujo del amor puede estancar. Es necesario hablar de los temas importantes  y para eso también es necesario elegir  lo que hablar, cómo hablar y dónde hablar.
 No obstante Aaron Beck el creador de la terapia cognitiva afirma que son los   pensamientos tóxicos los responsables por envenenar  nuestras relaciones matrimoniales  o cualquier relación. ¿Qué quiere decirnos con esto? Muchos de  nuestros intercambios emocionales están prefigurados por “pensamientos automáticos”  o sea, o que sentimos en lo más profundo de nuestro ser  determinará nuestro pensamiento y nuestra respuesta hacía el otro. Si  amo, respeto  y admiro a mi cónyuge y si un día me contesta mal o me  grita, puedo  sentir molesta,  pero pienso – ha tenido un mal día, ya le pasará…. Entonces me disculpo y me callo. Lógicamente posteriormente  se disculpará. Pero si ya tengo una lista de ofensas  y  le siento rencores pienso  - no tiene ningún derecho a tratarme así   y en seguida  le contesto con gritos y ofensas ya que me siento  injustamente ofendida por él.  Mi reacción está basada en el sentimiento de que soy una víctima inocente de esta relación. Según Aaron Becker estos pensamientos y sentimientos  tóxicos pueden  mantenernos secuestrados  impidiéndonos de reanudar nuestra relación.

Una de los sentimientos reparadores que recibimos de Dios es el sentimiento de perdón. Perdonar libera el amor de nuestro corazón hacía a nuestros seres queridos.  Recordar una ofensa demándanos  mucha energía porque todo el rato tenemos que pensar, sentir  y mantener todo este sentimiento de odio hacía el otro. Por otro tenemos recursos emocionales y espirituales para el olvido. Olvidar  una ofensa es más fácil que acordarse de ella.  ¡Qué  maravilla Dios nos ha creado para el perdón!

“Hijos míos,  no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad”        Primera carta de Juan 3:17



               Ordenar la ropa aunque que no tengas armarios......




Ordenar la cocina.......
                       

                         Ordenar los alimentos......

          Agradezco de corazón a mi amiga Marcia Más por permitir hacer fotos de su casa

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